Ni mensaje ideológico ni debate de país, sólo he constatado una lucha por el poder y gente que se apunta en trenes para no perder no sé cuáles oportunidades
Después de palabras y años siguiendo la política andorrana, escribiendo y opinando sobre la misma me he dado cuenta que se puede vivir tranquilamente en Andorra sin hacer ningún seguimiento, sin ni siquiera enterarse de nada. Uno puede vivir tan ancho sin ni saber tan sólo qué cara cara hace la cabeza de gobierno o el síndico. Y no sólo me he dado cuenta de esto, sino que he perdido por completo el interés por la política andorrana. De hecho, la siguen muy pocos.
Hace dos inviernos que me gano la vida como monitor de esquí, trabajo que me apasiona, por cierto, y vivo rodeado de monitores de muchas nacionalidades, a la escuela donde trabajo yo cuento más de doce. Me he permitido hacer una pequeña encuesta entre mis compañeros y os puedo asegurar que prácticamente nadie sabe nada de quienes nos gobierna y todavía menos de la estructura institucional de nuestro país, cosa bastante difícil si cualquiera de nosotros viajara por trabajo a, por ejemplo, en Rusia, en España o en Francia.
Estos días he hojeado algún diario, tampoco cada día, total son repetitivos y aportan poca cosa, y con toda la pereza del mundo he intentado hacer un breve seguimiento de la precampaña electoral y nada, que ni mensaje ideológico ni debate de país, sólo he constatado una lucha por el poder y gente que se apunta en trenes para no perder no sé qué oportunidades. Unos que se llaman liberales con un mensaje más de conservadores que cabe otra cosa y con candidatos de perfil conservador, un centro ocupado por una amalgama de gente que busca estar allá sin objetivos definidos y después de cuatro años de no haber hecho gran cosa, unos ex socialdemocratas que dejaron un partido más por temas de egos que por cuestiones ideológicas y que buscan ocupar no sé muy bien qué espacio, y unos socialdemócratas con una ideología de manual, en mi opinión demasiado rígida y anclada en un discurso pasado de moda.
Todo muy a corto plazo y sin una idea clara de hacia donde vamos. Muy pobre todo ello, pero cómo que he descubierto que la gente pasa por aquí sin enterarse demasiado de nada y viven igual de bien, tampoco hay que sufrir mucho, que hagan lo qué quieran que yo tampoco creo ni que me acerque a las urnas, total para qué? Para mantener un sistema que ya está caduco y que ya interesa poco.
Escrito por Francesc Robert.