Como consecuencia de la actual crisis económica, las entidades financieras conceden menos créditos de dinero rápido al consumo. Paralelamente, tanto en Cataluña como el Estado español existe un monopolio de las entidades bancarias tradicionales –los bancos, las cajas y las cooperativas-, hecho que deja poco margen a otras formas de financiación. Muchas empresas han visto en este vacío de oferta una oportunidad de negocio poco explotada a casa nuestra, el que se conoce como los microcréditos online o préstamos al instante, especializados en dinero rápido.
Intereses abusivos
El profesor de Economía y Finanzas de ESADE, Jordi Fabregat, asegura que “este tipo de financiación sólo es recomendable a personas que tienen un problema en un momento concreto, porque tiene unos intereses usurers”. Por ejemplo, si pedimos 300€ a devolver en 30 días, tendríamos que pagar 390€ (90 € extras de comisiones y honorarios) en el plazo de vencimiento. “Cómo que se trata de un crédito a volver en un periodo de tiempo inferior a un año, no se le puede aplicar la conocida TAE (Tasa Anual Equivalente) que representa el porcentaje de interés efectivo anual que se aplica a la operación, sino que los costes se cobran como comisiones de la empresa”, añade Jordi Fabregat. Siguiendo con el mismo ejemplo, la TAE que representaría el coste de pagar los 90€ de comisiones sería del 2 .699%.
Cómo funcionan
Por qué son tan elevados los costes? Tal como afirma el Catedrático de Economía Financiera de la Universitat Pompeu Fabra, Oriol Amat, “los intereses son altos porque son préstamos con pocas garantías y, por lo tanto, de alto riesgo”. Cuando pedimos un crédito en un banco, este nos pedirá una serie de documentos para estudiar nuestra solvencia, como la garantía de una vivienda o de unos avaladores. En cambio, “las empresas de microcrédito sólo te piden el número del DNI, con esto ya tienen bastante”, puntúa Oriol Amat. El procedimiento que utilizan para aceptar o denegar la solicitud de forma casi instantánea es comprobar en las bases de registros de morosos –como la Asociación Nacional de Entidades de Financiación (ASNEF)- si la persona en cuestión figura en ellas como consecuencia de impago otras deudas pendientes.
Espiral de endeudamiento
Uno de los riesgos de acceder a los minicréditos online es el que se conoce como roll over, es decir, pagar un crédito pidiendo otro préstamo. Jordi Fabregat comenta que el más preocupante es que los usuarios pidan este tipo de préstamo por gasto y no por una inversión porque en estos tipos de créditos, como que se tienen que volver en un periodo muy corto, existe una cierta incertidumbre sobre si se podrá volver al mes siguiente o no. La crisis económica es uno de los factores que han hecho aumentar la demanda de créditos rápidos pero Jordi Fabregat sostiene que “aceptar un crédito de este para pagar un préstamo anterior es entrar en una rueda donde el único que podemos hacer es empeorar”.
De este modo, el usuario tendría que dejar el crédito rápido como última opción –su coste es demasiado elevado- para fijarse con otras alternativas. Sin ningún tipo de duda, el ahorro es la mejor opción junto con “elaboración de un presupuesto familiar que nos permita prescindir de aquellos gastos innecesarios en un momento determinado”. Otra alternativa –aunque menos segura- puede ser el préstamo entre familiares. En este caso, las partes fijan libremente los tipos de interés y pueden acordar condiciones más flexibles que las entidades de crédito.
Consecuencias por los usuarios
La demanda de créditos rápidos se tiene que situar en un contexto de sobreendautament de las familias que se ha vivido en los últimos años. Así, el perfil mediano de personas que acceden a este tipo de financiación suelen ser familias o bien gente mayor para pagar un gasto extraordinario en un mes en concreto. El coordinador de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de Cataluña (AICEC-ADICAE), Àlex Daudén, explica que existe una falta de garantías de información al consumidor acompañada de una falta de educación financiera, puesto que “el 77% de la gente que ha firmado algún contrato de tipo financiero, no entendía en que consistía”.
Precisamente por este motivo, “es esencial informarse previamente” y, en concreto, “a partir de agentes independientes así como de aquellos derechos que tenemos como usuarios”. En este sentido, existe la Ley 22/2007 sobre comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores que incluye la contratación de créditos rápidos. La normativa protege los consumidores en este tipo de contrataciones, obliga a las empresas a ofrecer toda la información necesaria y se especifica el derecho a rescindir el contrato de 14 días, siempre y cuando el préstamo se tenga que volver en un periodo inferior y el usuario pague los costes financieros producidos hasta el momento.